martes, 25 de septiembre de 2012

The same.

Aún recuerdo todo lo que pasó en aquel jodido infierno.

Pero claro, eso fue ayer, y hoy, y será mañana y pasado.

Yo no necesito estar aquí, lo sabía, no estoy loca pero puede que termine por estarlo si paso demasiado tiempo aquí.

Yo solo entré allí para una entrevista, para cocinar, porque a mí me encanta cocinar, me ha gustado cocinar desde siempre y ahora me hacen esto.

En el juicio para defenderme les dije, les dije que si matábamos animales para alimentarnos, ¿porqué no la de los humanos?

Siempre que tuvieran mucha carne, les dije. Porque a los que eran muy flacos sólo les podía sacar los huesos para hacer caldo.

Estuve durante meses haciendo pasteles con ellos, y a la gente le encantaba, venían a la semana siguiente buscando más, porque me habían salido sabrosísimos, me dijeron.

¡Claro que estaban sabrosísimos! Tanto tiempo comiendo de lo mismo es como si alguien ha vivido de la mortadela, luego si le das un trozo de lomo reaccionaría como si fuera un jamón de jabugo.

¿Ves como es lo mismo? Le dije yo al juez.

No me hizo caso, y me acusó de locura.

¿LOCURA? ¿YO? Me eché a reír allí mismo, hasta llorar incluso de aquel chiste.

Y cómo pica la camisa de fuerza...




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